Con tantas variables, no exageramos al decir que es un extraño accidente que una taza de nuestro café llegara a tus manos. Era casi imposible que ocurriera, pero aun contra las leyes matemáticas, pasó. Nos encanta desafiar la física, al tiempo y al espacio, para lograr que el encuentro más improbable suceda.
Una mariposa agitó las alas en Tokio, llovió en Berlín, se atrasó un vuelo, cayó un rayo, hubo un eclipse, se firmó un tratado, se tropezó un señor. No sabemos cómo fue que justo estos granos terminaron exactamente dentro de este empaque precisamente en tu alacena justo la mañana en que necesitabas un café perfecto.